Madrid no organizará los Juegos Olímpicos de 2020. Esta mala noticia supone, además de los aspectos deportivos y laborales, la perdida de unos potenciales 3.500 millones de euros que hubieran aumentado el Producto Interior Bruto español.
De ese cantidad económica, la mayor parte hubiera provenido de la llegada de turistas al reclamo de un evento deportivo de dimensiones mundiales que solo se celebra cada cuatro años, y que si nos fijamos en los datos de Barcelona´92 vemos como la ciudad condal recibió 450.000 visitas más que un año antes.
Madrid, siendo utilizando unas cifras muy conservadoras, había calculado que llegarían a la ciudad 1.500.000 turistas, un 19% más que los que lo hicieron el año pasado, cantidad que también seria alta durante los cinco años posteriores a la cita olímpica, dejando en la ciudad unos 3.948 millones de euros hasta el 2025.
Un aspecto negativo de la decisión del Comité Olímpico Internacional de otorgar los Juegos de 2020 a Tokio, es el hecho de no poder amortizar los esfuerzos realizados por el consistorio madrileño durante el periodo en el que ha presentado tres candidaturas olímpicas, lo que se ha traducido en 7430 millones de euros de deuda.
La inversión realizada para las infraestructuras olímpicas ha beneficiado principalmente, desde el punto de vista laboral, a tres sectores económicos: la construcción, hundida desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, ha acumulado el 65,9% del empleo creado para la construcción de las instalaciones deportivas, seguido del comercio al por menor con un 7,2% de puestos de trabajo y los hoteles y restaurantes, con un 4,2%.
Francisco Rincón, responsable de estrategia corporativa de Siemens, ha apuntado que “lo positivo del esfuerzo de Madrid es que ha modernizado la ciudad en aspectos como la accesibilidad o el medio ambiente“, de tal manera que la capital de España se ha convertido en la ciudad más sostenible del país, algo que hubiera quedado culminado con la designación olímpica, pero otra vez será.