La microfinanciación colectiva consiste en conseguir recursos –especialmente dinero- a través de Internet para la financiación de proyectos. El micromecenazgo se emplea para muchos propósitos, desde escritores, directores de cine, desarrolladores de nuevas tecnologías, etcétera, hasta financiación de deudas, ayudas sociales, hipotecas…
Para el actual gobierno estamos ante dos tipos de crowdfunding:
- El que presta dinero para el desarrollo de un proyecto a cambio del producto que se pretende comercializar y,
- El que invierte dinero en el plan trazado como copropietario con el fin de obtener parte de las ganancias.
Como intentar salir de la crisis por cuenta propia no parece gustar en las altas esferas, el Gobierno ha propuesto un anteproyecto de ley sometido a consulta pública para poner limitaciones al crowdfunding.
Estas restricciones consisten básicamente en que todo proyecto basado en el micromecenazgo no pueda recibir más de un millón de euros. Cada aportación de un inversor no podrá superar los 3.000 euros por proyecto, ni los 6.000 euros al año en todos los proyectos que financie de este modo. Además, las plataformas dedicadas al crowdfunding deberán contar con un capital social de 50.000 euros como mínimo.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores será el organismo encargado de regular esta actividad y, por supuesto, serán sancionados económicamente aquellas empresas y/o emprendedores que incumplan lo impuesto por el anteproyecto.
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