El ministerio de Hacienda, en un arranque de generosidad sin precedentes, ha decidido perdonar todas las deudas que se tenga con la Agencia Tributaria y cuyo importe no alcance los tres euros.
El motivo principal no es, tengámoslo claro, que mejore la capacidad de consumo de los españoles, sino que las gestiones que realiza el Estado para conseguir el cobro de esos tres euros cuestan más que la recaudación que se obtenga.
La decisión ha sido hecho pública a través de una resolución de la Dirección General de la Agencia Tributaria y la Intervención General de la Administración del Estado, y busca, según reza el Boletín Oficial del Estado, evitar actuaciones recaudatorias que no producen provecho alguno para la Hacienda Pública.
Así que, a partir de hoy, cualquier deuda de liquidación practicada por la Agencia Tributaria a 28 de febrero de este año, por importe inferior a tres euros y que aún no haya sido recaudada, quedará automáticamente anulada y dada de baja, una situación similar a las liquidaciones los organismos autónomos y los de la Administración General del Estado, cuando la recaudación en periodo ejecutivo corresponda a la Agencia Tributaria.
Precisamente la recaudación de impuestos está pasando por un mal momento en nuestro país, aunque haya aumentado la lucha contra el fraude y las sanciones ante la existencia de infracciones. Por primera vez en 23 años y según los cálculos del sindicato de técnicos de Hacienda, los ingresos por fraude fiscal se han reducido en 2013, ya que en 2012 se ingresaron por este concepto 11.517 millones de euros en las arcas públicas y en 2013 no se superaron los 10.950 millones de euros.
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