Si no hace mucho os comenté que los recortes a los que nos están sometiendo nos hacían retroceder cuarenta años en la historia, esta nueva noticia ratifica mi pensamiento. Y es que, en la localidad alicantina de Monforte del Cid han decidido eliminar los camiones diésel de recogida de basuras por lo que han denominado hipomóvil. Un carromato de madera tirado por caballos, vamos.
Desde el consultorio indican que la recogida de basuras con los medios ‘modernos’ les supone un coste de 400.000 euros anuales, mientras que con un buen grupito de hipomóviles serán capaces de reducir esa cantidad a la mitad.
No se trata de un proyecto en estudio del Plan Integral de Residuos, ya que este martes se han visto los primeros hipomóviles recorriendo Monforte del Cid que, tras concienciar a la población en relación a la correcta separación de residuos, los carromatos recogerán su mercancía en los puntos de origen.
Como bien han declarado en el correspondiente comunicado de prensa, “Se trata de la recogida de los residuos en un carro tirado por un caballo, un sistema pionero en España ya se emplea con éxito en más de 80 municipios en países como Francia o Bélgica”. No sé, yo he residido en el sur del país vecino y en mi vida he visto recoger la basura en caballo. Eso sí, van directos a los puntos de origen en camiones.
Además, el Ayuntamiento de Monforte del Cid se jacta de poder retirar de sus calles los ‘antiestéticos’ contenedores de residuos y favorecer el Medio Ambiente, recuperar las razas equinas de tiro, generar puestos de trabajo y reducir costes: “Mantener un camión de basura diésel supone un gasto de entre 5.000 y 7.000 euros al año, mantener un caballo cuesta entre 900 y 1.200 euros anuales. El precio de un camión de la basura para un Consistorio es de 125.000 euros y su vida útil no sobrepasa los 10 años. Mientras que el coste de un hipomóvil (carro más caballo), no supera los 6.000 euros y su vida útil sobrepasa los 20 años”.
Foto | 20minutos
Francisca Rodríguez says
La imaginación humana no conoce límites a la hora de inventar cómo utilizar al resto de las especies del planeta para su propio beneficio y provecho, convirtiéndolos en esclavos al servicio de los que no ven más que la punta de su nariz.
Esta “gran idea” no va a prosperar por una razón muy simple: estamos en el siglo que estamos, y no vamos a retrocer 50 años atrás solo porque los que generan la basura no quieran pagar el coste de su retirada.