La balanza comercial del primer semestre del año evidencia un déficit importante de nuestro país, dado el débil incremento que han tenido las exportaciones durante ese periodo. Frente a esto, la demanda interna ha mejorado sus cifras, algo que desde el Ejecutivo central se valora como un reflejo claro de la recuperación económica que comienza a notarse.
Pero el Gobierno no puede dormirse en los laureles y pensar que un pequeño bache coyuntural del sector exterior no significa nada dentro del conjunto de nuestra economía.
Entre los meses de abril y junio, el sector exterior se ha reducido un 2%, algo que no ocurría desde 2009, y en los primeros seis meses de 2014 solo ha aumentado sus cifras en un 0,5%.
Los clientes de nuestros productos, principalmente en la Unión Europea, están atravesando problemas económicos, incluido la potente Alemania, que les impiden comprar a nuestras empresas y no parece que a corto plazo la cosa vaya a mejorar.
A esto hay que añadir la desaceleración de los países emergentes, por lo que la previsión que hizo el Ejecutivo español en su momento, de un incremento del 5% para este año en el sector exterior, dista muy mucho de poder llevarse a cabo.
El ministerio de Economía, de seguir las cosas así, tendrá que recalcular la previsión de crecimiento de nuestra economía que iba a hacer en septiembre, que hasta el momento era del 1,2%, en la que el sector exterior aportaba la mitad de esa subida.
Por si fuera poco, nuestras importaciones han aumentado un 5,3% en la primera mitad de 2014, principalmente en bienes de equipo y automoción, algo que el Gobierno vende como que la economía se recupera y las empresas vuelven a invertir para aumentar sus producciones, pero no resulta creíble que ahora todo se centre en cubrir una demanda interna que nadie ve para justificar el descenso del sector exterior.
España debe diversificar sus mercados, más en este momento, en los que la guerra comercial con Rusia nos cierra un gran destino al sector exterior y aceptar que la crisis va para largo en Europa, si no queremos quedarnos atrás y que la recesión y el estancamiento también nos afecte.
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