Lo último que se imaginó Adriana Montejo el día que pensó en hacer unas etiquetas artesanales para marcar la ropa de sus hijos, es que algún día eso sería un negocio, su propio negocio. Así comenzó Fun Choices: en casa, diseñando y produciendo directamente las etiquetas para ropa y material escolar y poniendo todo su cariño.
Todo empezó en 2010, en casa, con las etiquetas para marcar la ropa, que son su punto fuerte, su semilla. Después vinieron encargos de amigos, de conocidos y el famoso ¿y por qué no? que aparece de repente entre las ideas de la gente emprendedora y nunca deja de crecer.
Poco a poco, con paciencia, mucha fuerza de voluntad y sin perder la ilusión, ha ido personalizando su mundo y el de todos los que visitan Fun Choices, ha ido creando el mundo Fun.
Vinilos de pared, cuadernos, tazas,bolsos y hasta tatuajes (temporales) personalizados son algunos ejemplos de cómo el mundo de Fun Choices va creciendo. La idea de Adriana es rodear a la gente de objetos únicos, objetos que alegren a la gente su día a día. A niños y a mayores.
Para conseguir objetos únicos apuesta por el diseño y por la personalización: un juego muy sencillo con bonitos diseños, colores y textos que se hace desde la web en segundos y viendo en todo momento cómo va quedando.
Para alegrar a la gente, además, pone la mayor parte del esfuerzo en la atención al cliente, en los envíos, en que vaya todo sobre ruedas.
La suma de estos dos factores es lo que hace a sus clientes volver y recomendar, así ha conseguido doblar el número de visitantes únicos en menos de dos años.
Este crecimiento ha permitido que Fun Choices aumente su compromiso social, ya que de cada venta destinan un porcentaje para colaborar con una asociación sin ánimo de lucro.
Han pasado cuatro años y Adriana ya vende sus productos personalizados en 25 países (y creciendo), ha formado un equipo de 10 personas, una web con más de 1000 productos y más de 100 diseños diferentes.
Las previsiones para este año son muy buenas, nuevos diseños, nuevos productos y los números creciendo exponencialmente. Adriana sigue trabajando mucho, pero sin perder el cariño por sus productos, ni la energía, ni ilusión de alegrar a la gente su día a día.