Las medidas aprobadas por el Banco Central Europeo para estimular el crédito en los países de la moneda única encuentran en España obstáculos muy serios: las empresas que han podido capear la crisis más o menos bien no necesitan dinero, y aquellas que piden crédito no tienen capacidad para pagarlo o los intereses del préstamo lo hacen prohibitivo. La situación es clara: la demanda interna española es bajísima.
El crédito no llega a nuestras pymes, que representan el 99% del tejido empresarial español. Los préstamos de menos de 1 millón de euros anual, que siempre han sido los más solicitados entre las pequeñas y medianas empresas, no llegan ni al 33% de los que se pedían antes de la crisis.
De esta manera, las empresas no están en disposición de pedir un crédito, por lo que descartan esta posibilidad y tiran del ahorro, si lo hay, para sus necesidades más básicas.
Otro hecho relevante es que el crédito no pasa por sus momentos más baratos. El sector financiero se financia al 0,15% en las subastas del Banco Central Europeo, mientras que los préstamos a empresas en España, de hasta 1 millón de euros, los ofrece a un interés del 4,58%, tasa que en Francia no supera el 2,24%.
Desde Cepyme, la patronal de las pequeñas y medianas empresas, su director de Economía e Innovación, Carlos Ruiz, afirma que “la demanda de crédito ha caído porque los costes siguen siendo elevados para las pequeñas compañías y las condiciones son difíciles de cumplir”.
Foto | pixabay