El FMI ha propuesto flexibilizar el objetivo de déficit, aminorar la recuperación económica y que se reduzcan los impuestos para que las economías desarrolladas puedan reformar sus mercados laborales y consigan crear empleo, siempre que la sostenibilidad de las cuentas públicas no esté amenazada.
El Fondo Monetario Internacional defiende ahora la creación de empleo como una de las prioridades globales, por lo que la lucha contra el paro se convierte en el eje de una gran parte de las políticas de los estados.
Según el FMI, la estabilidad de las cuentas públicas se puede hacer de dos maneras. Si se opta por reducir los gastos el empleo sufre menos, siempre que la recesión dure poco. En caso contrario, como es el actual, resulta más útil aumentar los ingresos mediante la reducción del paro, que permite aumentar los ingresos fiscales procedentes de empresas y familias.
Por estas razones, el FMI sugiere que la política fiscal de las economías desarrolladas debe tender al crecimiento económico y no tanto a la austeridad que defiende Alemania, siempre que este cambio de rumbo no ponga en riesgo las cuentas públicas y las reformas necesarias se pongan en marcha de la forma prevista.
En cuanto a la bajada de impuestos que sugiere el FMI, esta permitiría crear empleo, aunque redujese la recaudación fiscal. Para evitar esto, la reducción tributaria debería darse principalmente en los colectivos de trabajadores que más están sufriendo el desempleo, como los empleados con poca o nula formación y los jóvenes que quieren entrar a formar parte del mercado laboral, una idea que ya se ha probado con éxito.
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