La Eurocámara ha ratificado hoy a la nueva Comisión Europea con el apoyo de la Gran Coalición de populares y socialdemócratas, además de los votos de los liberales e incluso algún diputado euroescéptico.
Jean Claude Juncker, líder del Ejecutivo comunitario, ha anunciado que piensa adelantar el plan de inversiones de 300.000 millones de euros ante el riesgo evidente de que Europa se encamina hacia una nueva recesión, la urgencia de tomar medidas para evitarlo y podrá presentarlo antes de que acabe 2014.
El plan, bautizado ya como Plan Juncker, en un paralelismo claro al Plan Marshall que permitió recuperar Europa tras la 2ª Guerra Mundial, debería sacar a la Unión Europea del apalancamiento económico en que se encuentra y que ha reducido un 20% la inversión desde que comenzó la crisis.
Juncker tiene que conseguir que la Unión Europea vuelva a crecer y, al mismo tiempo, mantenga la austeridad demandada por la todo poderosa canciller alemana, Angela Merkel y ha afirmado que será firme en el objetivo del déficit pero utilizando las herramientas de flexibilidad que la normativa comunitaria permite.
El presidente de la Comisión no ha aclarado aún de dónde sacará el dinero y solo ha adelantado que los 300.000 millones de euros no supondrán un aumento de deuda pública de los países de la Unión.
Juncker ha comentado, en este sentido, que “no puede financiarse con más endeudamiento. Tenemos que procurar un uso inteligente de fondos públicos para movilizar la economía privada. No solo los Estados están llamados a crear empleo. Me dirijo a los dirigentes privados para que asuman su papel, para salir de este empantanamiento”.
De estas declaraciones parece entenderse que la financiación del Plan Juncker vendrá de las inversiones que realice el BEI y la utilización de fondos europeos que permitan incentivar la participación de socios privados, ampliando así los recursos económicos.
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