Christine Lagarde, directora gerente del FMI, ha cuantificado hoy en un 40% las posibilidades de que los países del euro vivan un nuevo episodio de recesión en sus economías.
Lagarde, que ha presentado esta mañana el encuentro que se celebra cada año entre el Banco Mundial y el FMI, ha afirmado que el organismo que ella preside redujo en julio las previsiones de crecimiento de la eurozona, dejándolas por debajo de lo inicialmente previsto.
¿Supone esto que la zona euro entre en recesión irremediablemente? No, ya que la propia Lagarde se ha apresurado a decir que “no quiere decir que vaya a caer, quiere decir que hay un serio riesgo de recesión si no se hace nada”.
La posible recesión en la eurozona se justifica, según el FMI, por la contracción económica que sufre ya Italia, cifrada en un -0,2%; el escaso 0,4% que crece Francia y la desaceleración económica que se está dando en Alemania, locomotora europea que solo crecerá un 1,4% durante este año.
Sin embargo, Lagarde es optimista y señala que “si los países toman las medidas adecuadas, y tanto los países con déficit como los que tienen superávit hacen lo que tienen que hacer, es evitable”.
A este respecto, el Fondo Monetario Internacional ha pedido al Banco Central Europeo, a través de su informe “Perspectivas Económicas Globales”, que no deje de apoyar a los países europeos con problemas mediante medidas monetarias que estimulen el crecimiento económico.
El informe propone también que los países comunitarios que ahora mismo pasan por una mejor situación económica, refiriéndose claramente a Alemania, aumenten sus inversiones públicas, y que aquellos estados que no consiguen cuadrar sus cuentas se financien aprovechando las ventajosas condiciones aprobadas por el BCE, permitiendo así que sus políticas fiscales se reorienten hacia la creación de empleo y la recuperación económica.
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