Este fetichismo del dinero y del sacrificio inspira las medidas de presión a Grecia. Como en los antiguos dominios imperiales, ahora Grecia debe inmolarse en los altares de Moloch y Mammón, retomados por un nuevo imperio –y evito a conciencia el término Reich– que impone con severidad medidas altamente destructivas y que minarán no sólo la economía; sino todo el sistema social griego para los próximos 30 años.
Con todo, el pueblo griego parece no rendirse a este nuevo fetichismo, y ante ello es muy importante la internacionalización de los movimientos sociales por dos razones muy contundentes. La primera es que los instrumentos de este nuevo fetichismo europeo son internacionales; y por tanto, es tan importante lo que pueda hacer la ciudadanía griega, como lo que pueda hacer la ciudadanía alemana o francesa para presionar a sus propios gobiernos. Lo segundo es que, Francia está a un poco más de dos meses de las elecciones. Es de esperar que estas elecciones desestabilicen los equilibrios políticos al interior de la Unión Europea, pero eso depende de los movimientos ciudadanos en toda Europa, quienes tienen una tarea de la mayor importancia en estos 60 días: su tarea es la clase política francesa, los movimientos sociales deben ser capaces sobretodo de lograr capturar políticamente a la oposición francesa, que aunque sea por interés electoral, se comprometa con frenar este fetichismo de la inmolación.