Angela Merkel se ha quedado temblando tras la renuncia de su segundo presidente, en apenas dos años. Esta vez le ha tocado a Christian Wulff, un hombre al que había defendido personalmente la canciller alemana, una especie de apuesta personal. Ahora Wulff abandona el cargo tras un escándalo que le compromete y después de que la propia fiscalía solicitara que se le retirara la inmunidad para poder procesarle.
El caso Wulff implica al expresidente de Alemania y lo pone en el ojo del huracán por supuesto delitos, entre ellos el de abuso de poder. Estos delitos de corrupción habrían sido cometidos por el mandatario mientras gobernaba la región de la Baja Sajonia.
La situación deja a Merkel en un lugar bastante comprometido, aunque parece haber sacado pecho para dar la cara por su hombre de confianza, declarando hoy que lamentaba la renuncia del presidente. De todos modos, la canciller se ha comprometido a buscar un sucesor de consenso con la oposición.
Con la situación más dura que ha podido atravesar Europa desde la Segunda Guerra Mundial, con millones de dedos señalándola como la primera culpable del desastre económico del euro y con su popularidad en los momentos más bajos de toda su carrera, Angela Merkel se ha visto obligada a cancelar su entrevista con Monti para lavar los trapos sucios de su propio país.
La dimisión del presidente provocará de seguro un duro debate que someterá a la canciller a una prueba no menos dura y llena de tensión, en un momento en que las encuestas le retiran la confianza de los alemanesy parece poco probable que pudiera salir elegida para un tercer mandato.
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