Decir que el espejo en el que debemos mirarnos los españoles es el de la situación económica de países como Alemania o Francia resulta cuanto menos curioso, a tenor de las noticias que llegan de los dos grandes fagocitadores de la Eurozona que, sin embargo, se guardan muy bien de que sus miserias no tengan mucha propaganda.
Ando una temporada por Francia y no hay más que hablar con cualquier ciudadano de esta preciosa zona del sur, por los alrededores de Toulouse, para ver que los ánimos de las familias medias empiezan a caldearse, al ver cómo sus gastos aumentan casi mes a mes y los salarios van disminuyendo, al margen de mostrar una notable preocupación al considerar que resulta cada vez más difícil encontrar empleo y bastante inquietante el desplome de los salarios, lo que comienza a elevar el nivel de endeudamiento de las economías familiares.
Tanto es así que la noticia aparecida en Le Monde da una idea bastante aproximada de lo que ocurre más allá de los Pirineos. El titular del periódico reza así: “Exaspérés, les salariés parisiens de la FNAC séquestrent leur patron” o lo que es lo mismo, “Exasperados, los asalariados parisinos de la FNAC secuestran a su patrón”.
No es una broma, aunque al tema no se le haya dado mucha difusión. Pero parece que este tipo de prácticas comienzan a extenderse y en empresas como Scapa, Caterpillar o Molex ya han utilizado la misma técnica para obligar a que se tengan en cuentan las reivindicaciones de los trabajadores.
Pero vamos a hacer una especie de anamnesis para que quien quiera pueda comparar cómo se las gastan los trabajadores de otros países más prósperos que España, donde algunos líderes del partido gobernante pretenden aprobar una legislación contra los manifestantes ‘violentos’ a lo ‘kale borroka’.
Hace apenas un par de días, los 150 empleados del centro comercial de ocio estaban citados en un hotel para tratar con la dirección asuntos relacionados con la tabla salarial. El tema de la discordia se situaba entre los 1.414€ que cobran mensualmente y los 1.700 que exigen. El director ofreció subir 15€ mensuales a los sueldos más bajos, los que estaban por debajo de los 1.500€ mensuales; algo que los sindicatos no estaban dispuestos a aceptar.
Ante el bloqueo de las negociaciones y un trato por parte del director que los empleados consideraron vejatorio, al referirse a ellos como ‘population’ en lugar de ‘employé’ o ‘travailleur’ (algo que debió entenderse como ‘populacho’, en lugar de empleado o trabajador), el colectivo mantuvo retenido al directivo, Bruno Ferrec, durante siete horas.
¿Debemos aprender de países como Francia y Alemania, tal como nos propone nuestro Gobierno?
Imagen: Le Monde.fr
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