Los mercados parecen dispuestos a no dejar títere con cabeza y si hace unos meses, cuando Grecia era el blanco de todas las miradas, los altos cargos de la Eurozona y los mandatarios de la tándem Merkezy, se apresuraban a afirmar que España no sería la siguiente pieza del terrible dominó del hundimiento de Europa, ahora las voces ya no son tan potentes para desmentir los rumores, cada vez más insistentes por mucho que el FMI haya dicho que España no necesitará rescate y que va en lo que ellos denominan “la buena senda”.
Sin embargo, la escabechina de ayer con la prima de riesgo, en su máximo con Rajoy, y el Ibex intentando hacer equilibrios, sobre una cuerda floja que más parece una cuchilla de afeitar, sólo sirven para confirmar que ahora le toca a España y que los especuladores vuelven a la carga, presionando a nuestro país hasta casi hacerlo añicos, en una jugada tan usurera que sólo puede asquear a cualquiera a quien le quede una pizca de honradez.
De Guindos, el ministro de Economía, tuvo que salir a la palestra a explicar que nuestro particular homenaje al centenario del hundimiento del Titanic, con el naufragio de nuestra propia economía, obedecía a una falta de confianza de los mercados en ¡la economía europea! Al margen de ello, la verdad es que los ajustes, recortes, reformas y hasta la amnistía fiscal no han surtido el efecto que de seguro esperaba el Gobierno, en un entorno financiero que saca más partido de España llevándola al borde del abismo.
Ya se oyen voces que dicen que el Ibex está barato, pero que no es el momento de comprar. ¡Pues claro, será mejor momento cuando ya no valgamos nada!
Imagen: Cuarto Poder