Financial Times nos despertaba esta mañana con el notición de que Repsol venía negociando a espaldas del Gobierno argentino la venta de YPF a una petrolera de China. Así el periódico internacional citaba fuentes conocedoras de la operación en la que la compañía de Antonio Brufau estaba en contacto con China Petroleum & Chemical Corporation (Sinopec) para la venta de una participación de control de YPF, antes de que la presidenta Cristina Fernández anunciara la nacionalización de la filial.
La página de RTVE señala que el día antes, “el portal financiero chino en internet Caixin, que cita fuentes de la petrolera Sinopec, iba un poco más allá y aseguraba que el interés era por adquirir el total de las acciones de la compañía, el 57,4% que poseía la española en YPF, por 15.000 millones de dólares (unos 11.400 millones de euros)“.
La noticia del secretismo con que al parecer se venían efectuando los negocios con la empresa china, cobra mayor relieve si se tiene en cuenta que la presidenta de Argentina debería tener la última palabra en función de la ‘acción de oro’ que el Gobierno del país sudamericano posee sobre YPF.
La decisión nacionalizadora de Cristina Fernández habría desbaratado los planes de negocio de la petrolera española, que ya trabajó con Sinopec en operaciones brasileñas. Al parecer la falta de legalidad, lealtad, transparencia y demás cuestiones que el presidente de Repsol ha imputado al Gobierno de Argentina durante sus últimas apariciones públicas, no eran entendidas por el alto cargo de la empresa privada española como necesariamente recíprocas.
Imagen: Maritime Press Clipping