Día a día, jornada tras jornada, los españoles asisten atónitos al estado de coma en que los mercados mantienen al Ibex-35. Ayer fue el turno de un momento frenético en el que se dejó un 4%, consiguiendo el récord de pérdidas del año. Hoy intentaba animarse con la venta del Tesoro, pero apenas un tímido parpadeo, lo que los forenses denominarían movimiento reflejo, ha precedido a una nueva estela de números rojos que hacen perder los 7.100 puntos y seguimos bajando el listón.
La realidad de las economías portuguesa e italiana tampoco ayuda, pero desde luego queda claro que el índice español no cuenta con apoyos y que los mercados no están dispuestos a concederle un respiro. Por mucha reforma y mucho ajuste que el presidente del Gobierno continúe vendiendo como la solución para la crisis de España, lo cierto es que los inversores no parecen opinar lo mismo que el primer mandatario español y, empeñados en llevarle la contraria, parecen más en la línea del FMI, Draghi o Monti y nos intentan despertar del comatoso estado a fuerza de gritos: “España no cumplirá su objetivo de déficit”.
Copago, súbida de tasas, recortes en Educación, congelaciones salariales, despido “libre”, sueldos irriosirios, pérdida de soberanía en favor de los dictados de la Merkelzona, machacamiento de las clases menos favorecidas, recapitalización de la banca a costa de los ciudadanos, desahucios, casi 6 millones de parados, pobres, pulverización de las condiciones de bienestar, eliminación de derechos…
El enfermo no respira y en su lenta agonía parece que los médicos del país, en este caso el Estado y sus gobernantes, están dispuestos a poner en peligro la salud de toda la población, en un movimiento irresponsable y de falta de lealtad con el juramento hipocrático (la promesa del cargo) y la protección del paciente (el servicio al ciudadano).
Imagen: La Coctelera