Así juzgan los inversores a España, quien ha visto descender su capacidad de generar confianza hasta límites similares a los de cualquier economía emergente. Si hasta hace bien poco nuestro país era tratado como la octava potencia mundial, a día de hoy los mercados han empujado tanto al estado español que los precios serían de los más baratos de la Unión Europea. Comprar en España está tirado de precio, pero lejos de ser considerado una buena inversión, los compradores recelan ante el miedo de que los índices aún caigan más.
Ni la contundencia de las acciones gubernamentales, ni los viajes del ministro de Economía, ni la vorágine recortadora y austera del presidente del Gobierno han conseguido mermar esa inseguridad sobre la economía del país y los bandazos a la desesperada de la deuda española, que se ha convertido en la más volátil del mundo occidental.
Lejos de generar confianza, las fieras medidas de austeridad a las que han sido sometidos los Presupuestos Generales del Estado, sólo han servido para confirmarle a los inversionistas que la economía española se encuentra en estado muy crítico. Esa es la lectura final deribada de la rigidez con que Mariano Rajoy y el Gobierno del PP han tratado la situación.
Ahora hasta la propia Angela Merkel, defensora ultra de los recortes y musa de la política de los populares, se ha visto obligada a anunciar medidas de crecimiento y, si bien lo ha dicho con la boca pequeña y empujada por las estadísticas sobre el futuro del Elíseo francés, girando hacia manos socialistas, o comentarios del propio Mario Draghi a favor de abrir la mano para estimular el consumo, lo cierto es que todo parece indicar que Mariano Rajoy se acabará quedando solo, con una país sacrificado y desacreditado por sus propios gobernantes.
Imagen: El faro de Patiño
lodoss says
España es una tontería. O se formatea esto o es mejor tiar el pais a la basura.