Me he pasado todo el día oyendo una y otra vez la noticia económica del día, que la ministra alemana de Trabajo, Úrsula Von der Leyen, opina que para superar la profunda crisis que azota a los mercados europeos resultaría más que conveniente una nueva concepción de Europa.
Para la candidata más firme a suceder a Angela Merkel, la superación de las dificultades actuales y la prevención de una devastadora desmembración del viejo continente pasa por la creación de los Estados Unidos de Europa. Es decir, la política alemana tiene claro que sólo bajo un modelo federal, que trascienda el simple hecho de compartir una misma moneda, puede augurar un futuro unido y fuerte para los países de la Unión Europea.
“Vade retro” han exclamado sus compañeros de gabinete, con la canciller a la cabeza, quien no ha tardado ni un segundo en rechazar la propuesta de su ministra. Y es que no es esta la idea que Merkel tiene de Europa.
“Enamorada” a la fuerza de su hasta hace poco inconcebible extraña pareja, Nicolas Sarkozy, la dirigente de Alemania está mucho más empecinada en sus propios beneficios y en sus réditos políticos más que en un concepto trascendental de Europa.
De hecho sigo pensando que ha sido Angela Merkel, a la que la revista Forbes ha nombrado la mujer más poderosa del mundo, la que se ha cargado las últimas posibilidades de la Eurozona.
El tema está en que España no puede echar muchas cosas en cara, porque ya tuvimos también nuestra propia oportunidad de fortalecer la Unión Europea y la desperdiciamos en abrazos indecentes a Bush hijo.
Y es que por aquel entonces, cuando por lo visto éramos una de las economías más boyantes del mundo mundial, nuestro entonces presidente “Ansar” decidió dar una patada a Europa y posicionarse del lado de EE.UU. que se había quedado solito, de la mano de la Gran Bretaña (que sí que siempre sacaron partido de sus posiciones), inventando una guerra patética y vergonzosa.
Bush hijo iba a lo suyo y también le importaba un pepino español la economía de su propio país, puesto que sus inteligentes neuronas familiares trabajaban por el engrandecimiento del patrimonio que empezara a forjar, algún tiempo atrás, Bush papá.
Entonces cambiamos la supremacía de Europa por unas conferencias en Georgetown y una bonita amistad con Rupert Murdoch… así que no somos los más indicados para dar lecciones a nadie, pero alguien debería parar los pies a Angela Merkel y de paso hacernos un favor a todos los europeos.