Este domingo se han celebrado las elecciones griegas en las que los ciudadanos tenían que elegir algo más que un partido, tenían que optar por seguir en el conjunto de la Unión Europea o desvincularse de él, crear de nuevo una moneda propia –con la devaluación que lleva consigo- y empezar desde cero de nuevo.
La decisión ha sido clara, quieren de manera mayoritaria seguir en el euro, pero sin esas restricciones tan severas que están imponiendo a través de los ajustes. Así las cosas, ahora le toca el turno al resto de socios de la eurozona y tendrán que deliberar si aceptan suavizar las condiciones o el país quebrará y probablemente, abandonaría el euro.
El Eurogrupo, por su parte, “toma nota de los resultados provisionales en Grecia” pero sigue pensando en que, aunque son buenos los “considerables esfuerzos que ya han hecho los ciudadanos griegos“, las reformas estructurales son “la mejor forma de superar la crisis y garantizar un próspero futuro del país dentro del euro“. Por eso, la Troika viajará a Atenas para “intercambiar opiniones y preparar la primera revisión dentro del programa de asistencia“.
Los dos partidos más votados, el conservador Nueva Democracia y la izquierda radical Syriza quieren seguir en el euro, pero estos últimos se oponen a las condiciones que se han ido acordando a lo largo de todo este tiempo. Al respecto, Ángela Merkel, ha asegurado que “hay que acabar con la premisa de que lo que se promete luego se incumple. Así, Europa no puede seguir funcionando bajo ninguna circunstancia”.
Por el momento hay que decidir quién va a formar el nuevo gobierno, si bien esta vez todos los partidos van a poner más voluntad de su parte porque saben que ésta es la última oportunidad, pues las próximas elecciones se celebrarían ya con un país en suspensión de pagos al no desbloquear la eurozona el siguiente tramo de ayuda económica.
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