Hace un par de semanas os hablábamos del movimiento “Occupy Wall Street” y de los problemas con que se estaban encontrando para que se les permitiera manifestarse y expresar sus opiniones en contra del sistema financiero norteamericano.
A pesar de los esfuerzos que han realizado las autoridades para que sus ciudadanos mantengan cerradas sus bocas, la protesta empieza a extenderse por todo país, sobre todo a partir de los hechos ocurridos el sábado, cuando los manifestantes consiguieron ocupar el emblemático Puente de Brooklyn y mantuvieron cortada la circulación durante varias horas.
La protesta se cerró con una buena carga policial y más de 700 personas detenidas, de las que aún queda una veintena privada de libertad. Los manifestantes han sido puestos en libertad con cargos por alteración del orden público y por ocupación de la vía pública y por desacato y por… ¡chorradas! Pero deberán presentarse ante el Tribunal Penal de Manhattan, como si fueran delincuentes.
Un calco de lo que viene sucediendo en cada país en el que la gente dice ¡basta ya! y toman la calle. Ahora es el turno de la nación más poderosa del mundo y tampoco allí, donde la palabra libertad llena la boca de tantos defensores del sistema, se lo están poniendo fácil a los “indignados”.
Artistas, deportistas, actores… se están sumando a “Occupy Wall Street”, a pesar de los cordones policiales y el estado de permanente vigilancia al que está siendo sometida la ciudadanía cabreada.
Desde Nueva York la ola de protestas se extiende de una costa a otra. Ciudades emblemáticas, como Boston, Chicago y Los Ángeles ya tienen su propio movimiento de protesta.
Los medios de comunicación continúan muy reacios y la información se controla para que la pólvora no arda. Nuestro deber es informar y difundirlo.