La formalización del rescate de la banca española acaba de tener lugar hoy mismo, según ha anunciado el gobierno, lo que da pie a una negociación con la Unión Europea para que las condiciones de la línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros sean lo menos dañinas posibles y se unan a la deuda soberana que pesa sobre nuestros hombros.
La semana pasada, en la declaración final del G-20, ya quedó firmado el apoyo a la recapitalización de la banca española y se exigió, en la medida de lo posible, la eliminación de la “retroalimentación entre deuda financiera y deuda soberana” que se está dando en España.
Ya que este rescate bancario será distribuido por el Estado a través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), el margen de negociación en la Unión Europea no es muy amplio. Aún así, el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, anunció el pasado sábado que la negociación con los socios europeos será cuidadosa para reducir esta “contaminación” lo máximo posible. Del dicho al hecho ya sabemos todos que hay un trecho… veremos con qué nos salen el próximo viernes.
En las ‘condiciones de formalización’ se solicita un plazo de devolución de más de 15 años, un periodo de gracia de entre cinco y diez años y un tipo de interés entre el tres y el cuatro por ciento. Ojalá los españoles de a pie pudiésemos ponerles las mismas condiciones a nuestros banqueros, equiparando, claro está, las hipotecas con este ‘no rescate’ hasta hace muy pocos días.
Si se cumple el interés del tres o cuatro por ciento, el Estado podría inyectar a los bancos el capital a través de los bonos convertibles contingentes (lo que se conoce como “cocos” en el argot financiero). De esta manera, los bancos que reciban este tipo de bonos deben contribuir al coste de su propia reestructuración. Así, el Estado recibiría un interés fijo anual por estas ayudas hasta su desinversión.
La UE también apuesta por un préstamo que no sea considerado como deuda “preferente”, lo que implicaría que esta deuda sería preferente sobre el resto de la deuda pública que España coloca en los mercados. Para ello, los recursos deberían proceder del Fondo Europeo de Estabilidad (FEEF) y no del MEDE (el Mecanismo Europeo de Estabilidad), que aún no está en marcha a falta de que lo ratifiquen los parlamentos de algunos Estados.
Los detalles de las condiciones de préstamo quedarán establecidas en un memorando de entendimiento, que deberá estar listo para la próxima reunión del Eurogrupo del nueve de julio.
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