Que Sheldon Adelson no es un angelito lo atestiguan su modo de generar una inmensa fortuna y las condiciones que va imponiendo para abrir sus cuestionables negocios. Claro que eso nunca ha importado a Esperanza Aguirre, dispuesta a vestirse de corista, si es necesario, con tal de que el magnate norteamericano se cepille los derechos fundamentales de los trabajadores de la capital del reino a cambio de Eurovegas.
La lideresa, fiera defensora de los patrones más neoliberales, siempre se ha mostrado dispuesta a suprimir cualquier derecho, pero si además es para reinventar Madrid a lo Bugsy ‘Siegel’… pues poco se necesitan garantías en el mundo del hampa.
Mientras la presidenta de la Comunidad loa, cual sirénida Esther Williams, las grandezas del empresario Adelson, la Justicia lo acorrala por todos lados y le investiga por asuntos tan encomiables como permitir la prostitución en sus locales de China, sobornar a las autoridades locales, obstruir a la Justicia y ocultar pruebas.
Desde luego, a poco que se eche un vistazo alrededor, lamentablemente pareciera que, con los tiempos que corren, nuestro país podría perfilarse como el paraíso para empresarios de este pelaje. De no existir Sheldon Adelson, Madrid y Barcelona podrían intentarlo con alguna red mafiosa; un gánster oficialmente declarado es lo único que falta, en una España que ha perdido los papeles de la buena reputación en aras de la corrupción más salvaje.
Claro que aquí el mayor problema que tenemos oficialmente es si es un chorizo el que se lleva un par de litros de aceite de un mercadona y debe aplicársele garrote vil.
Imagen: Criti-Carlos