Golpe de efecto. Iñaqui Urdangarín, a la sazón duque de Palma y marido de una Infanta de España, acaba de traspasar la presidencia de una de las divisiones investigadas del caso Nóos. Ahora, Cristina de Borbón es la presidenta de Aizoon, una firma que supuestamente ha captado dinero público de modo irregular.
De hecho, Aizoon sería una de las claves en la evasión de capitales y el fraude fiscal por el que se investiga al duque de Palma. Además y aunque la infanta no está imputada, lo cierto es que se ha sabido que la hija del rey podría haberse servido de esta compañía para facturar gastos personales superiores a 3.000€ mensuales, pagar el personal doméstico y las reformas de su ‘casita’ de Pedralbes y Washington.
La sociedad acaba de declarar más de 130.000€ de pérdidas en el pasado ejercicio fiscal. Ya lo hizo en 2010, cuando supuestamente perdió casi 300.000€. Sin embargo, Aizoon posee activos por casi un millón de euros y resiste con inusitada fortaleza la investigación del caso Nóos.
Pero, ¿qué pretende Urdangarín, por supuesto con la connivencia de la infanta, al traspasarle a su esposa la titularidad de la presidencia de una de las piezas claves de Nóos? En este asunto tan turbio, hasta el más monárquico podría preguntarse cómo es posible que una miembro de la familia real, sufragada con el dinero de todos los españoles, se vea envuelta en tramas corleónicas y que la hija del rey acabe convertida en un testaferro más.
Imagen: Eco Republicano