El siglo XX y los albores del XXI han arrojado al panorama internacional multitud de supraorganismos que, a la postre, solo han supuesto un conglomerado de siglas que poco han hecho para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos cuyos gobiernos se han adscrito a ellos.
Un caso singular y bastante ejemplarizante lo constituye la Organización de Naciones Unidas. Hoy pocos son aquellos que piensan que las resoluciones de la ONU sirven para algo. Pero ahí sigue.
Algo similar es lo que ocurre con la Unión Europea y su moneda común, máxime cuando algunos países han emprendido un acoso, que ya dura décadas, y se han convertido en los ‘torturadores’ de sus convecinos, con la connivencia de Gobiernos de otros estados más serviles y de políticos que solo han buscado su foto personal.
Un caso que roza lo grotesco es el papel que los gobiernos de la Europa más deprimido están concediendo a Alemania, que ahora ha asegurado a sus ahorradores y contribuyentes que no avalarán la deuda de otros países. La frase viene directamente del ministro alemán de Finanzas, quien se ha comprometido a garantizar que no tendrán que pagar deuda ‘extranjera’ tras la unión bancaria.
El ministro germano ha asegurado que, en caso necesario, el BCE intervendrá para que los alemanes no tengan que sacrificar ni un céntimo. Es el mismo ministro del mismo Gobierno del mismo país que lleva meses y meses impidiendo la intervención del BCE para salvar la deuda de países como España, Italia, Grecia o Portugal.
Hablamos del mismo ministro del mismo Gobierno del mismo país, cuyos inversores llevan meses y meses y meses haciendo negocios especulativos en esos mismos países que ahora tienen tantos problemas económicos. Han hecho negocio, nos han roto la balanza, siguen lucrándose a cambio del sufrimiento y el sacrificio de otros estados y, encima, se les garantiza que si algo va mal no tendrán que perder ni un euro. ¡Viva Europa Unida!
Imagen: El País