Las entidades bancarias, al llegar diciembre, tienen por costumbre proyectar las tendencias en la relación dólar-euro. Se trata de proyecciones para fijar ciertas transacciones internacionales, especialmente en materia de exportaciones. Evidentemente estas proyecciones surgen de ciertos análisis, que se basan en supuestos; por lo cual pueden modificarse si el panorama anual está sometido a demasiados vaivenes. Sin embargo no parecen ser los supuestos de las actuales proyecciones.
Para el año 2012, los bancos esperan un cambio bajo del euro respecto al dólar, es decir, que el promedio del cambio, ningún mes llegaría siquiera a los 1,30. Hay que recordar que el último semestre ha variado entre 1,32 y 1,34. Para el 2012, la proyección anota una variación mayor que va desde el 1,23, los meses más bajos a 1,29 en el pico más alto. En cualquier caso, la tendencia sería relativamente estable con un descenso un poco más fuerte al fin del verano.
Se trata de una proyección que es necesario aprovechar, especialmente para la atracción de capitales extranjeros. Curiosamente uno de los países más favorecidos por esta inyección de capitales podría ser Grecia, si da muestras de estabilidad política; pues a pesar de haber sido golpeado muy duramente por la políticas anti deuda, ha abierto un proceso de privatizaciones que puede ser atractivo para capitales internacionales como ingreso y test a las nuevas privatizaciones que se sucederán en el resto de Europa.