Mario Draghi, presidente del BCE, ha vaticinado que la economía mejorará poco a poco a lo largo de la segunda mitad del año, aunque ha avisado de la existencia de algunos riesgos durante ese proceso, como la lentitud en la aplicación de las reformas necesarias en algunos países ó la caída del consumo de las familias.
Draghi ha solicitado a los distintos Ejecutivos nacionales de la Unión Europea que sigan por la senda de las reformas estructurales, al señalar que “los Gobiernos tienen que intensificar las reformas estructurales, progresar en materia de consolidación fiscal y seguir adelante con la reestructuración del sector financiero“.
El máximo dirigente del Banco Central Europeo ha afirmado que la economía comunitaria se contrajo, en el último trimestre de 2012, un 0,6%, algo que se ha seguido manteniendo al comienzo de 2013, por lo que ha mostrado su preocupación por la caída de la demanda interna, ya que esto perjudica, de forma general, a todo el conjunto macroeconómico.
Para Draghi, los países miembros de la Unión tienen que acelerar las reformas para fomentar de nuevo la demanda, algo que el Banco Central Europeo no puede hacer, ya que “el BCE no puede sustituir a los Gobiernos en su inacción en la aplicación de reformas estructurales. No podemos sustituir la falta de capital en los mercados“, situación que en el caso español parece aludir a ese nuevo plan de pago a los proveedores que va a presentar en breve el Gobierno de Mariano Rajoy.
Draghi ha comentado también que uno de los problemas más graves es la falta de acceso al crédito que tienen los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, ya que los bancos no prestan dinero “por falta de capital o por aversión al riesgo”, por lo que ha destacado una serie de medidas que el BCE·presentó hace tiempo para paliar la situación, ideas que han servido en varios países y han sido irrelevantes en otros, algo que desde el Banco Central Europeo se quiere ” entender porque no ha funcionado en algunos países de la periferia”.