Hoy os vamos a definir la manera de operar que han tenido las entidades bancarias para con estas personas… clientes que desconocían por completo las consecuencias de la compra así como el enorme riesgo al que se estaban sometiendo.
1. Buscar un jubilado confiado
Estas personas son las que suelen acumular los ahorros de toda su vida y confían en las personas que conocen tiempo atrás, como es el caso del personal de su oficina bancaria. También sirven personas con capacidad limitada o pocos conocimientos en finanzas.
2. Promesas de alta rentabilidad
Durante la venta se explica que una preferente es un nuevo producto de inversión, altamente recomendable por la propia Caja de Ahorros, caracterizada por su sencillez y alta rentabilidad, mucho superior a la de cualquier depósito.
De hecho, en las ofertas comerciales, los espacios donde destacan la rentabilidad es mucho más grande que la letra del contrato en sí.
3. Ocultación de la no existencia de garantía
En toda preferente la rentabilidad ni es fija ni se garantiza, ya que depende de la evolución financiera de la Caja… pero de esto jamás se informa al ahorrador.
Por supuesto, se indica en el contrato, pero éste, al ser largo, con más de 30 páginas a doble cara y letra pequeña que desalienta sobremanera su lectura, es altamente probable que jamás sea leído al completo (llevaría prácticamente una hora hacerlo).
4. No indicar que podría perder dinero
Bajo ningún concepto se comenta al cliente que, a diferencia de lo que ocurre con los depósitos, el dinero no está garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos (hasta 100.000 euros).
Si preguntan por el riesgo se les tranquiliza pero nunca se cuenta que se trata de un producto para inversores de alto riesgo (si la Caja quiebra perderá todo su dinero).
5. Sobre disponibilidad…
Jamás se informa de que contratarán un producto a perpetuidad o a muy largo plazo, ya que de lo contrario muchos de los ahorradores se echarían atrás al preferir tener siempre el dinero disponible (sobre todo si se trata de jubilados).
6. ¡Sin firmar no se va nadie! (todo vale)
Las entidades bancarias pre-marcaban los test de conveniencia para que las valoraciones fuesen idóneas, independientemente de que la aplicación de riesgos señalase que se trataba de inversiones “no convenientes”. Es más, entre los 30 folios del contrato introducían el documento pertinente de conocimiento del riesgo y hacían que el ahorrador lo firmase también.
Imagen: abc
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