El Banco Central Europeo ha decidido rebajar un cuartillo los tipos de interés, dejándolos en el 0,5%. Su presidente, Mario Draghi, ha comentado que “vigilaremos de cerca la evolución próxima de la economía y estaremos listos para actuar si fuese necesario”, al mismo tiempo que reconocía su fracaso para conseguir que las decisiones que toma la entidad permitan fluir el crédito a las empresas y las familias.
El BCE, en relación con una posible financiación a las pequeñas y medianas empresas del territorio de la Unión, ha decidido crear un equipo de trabajo que estudie la situación, aunque ha señalado que en la zona euro “no puedes ir por ahí repartiendo dinero desde un helicóptero”.
La realidad para nuestras empresas es que no pueden conseguir financiación, y cuando la consiguen, es a un coste muy superior al de sus rivales del centro de Europa, situación denominada “fragmentación financiera” y que equivale a dos realidades paralelas dentro de la eurozona, una con serios problemas económicos y otra que no la nota y que se financia prácticamente a coste cero.
Draghi coincide con la idea de que hay dos visiones de la crisis en la Unión Europea cuando afirma que “existen diferentes situaciones en la zona euro, los ciclos de los negocios no son los mismos, no están sincronizados. El mismo banco puede llegar a emitir deuda 150 puntos más barato en Múnich que en Milán y es el mismo banco“.
Los expertos financieros estaban convencidos de que el presidente del BCE daría alguna idea sobre el modo en el que la entidad va a colaborar en la recuperación económica de la eurozona, pero se han tenido que conformar con la rebaja en los tipos de interés, que resulta un alivio más psicológico que efectivo.