Es una lástima, pero la realidad es muy distinta. De hecho, ayer mismo, la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Ada Colau, alertó de que en los próximos meses nos espera una segunda oleada de desahucios. En esta ocasión los más afectados serán aquellas familias que, con tal de pagar durante un tiempo una cuota menor de su hipoteca, refinanciaron con los bancos de forma que sólo abonaban los intereses.
Pues bien, esas ‘condiciones especiales’ llegan a su fin y estas familias, de las que la gran mayoría ya han abonado 100.000 euros de hipoteca, a día de hoy deben lo mismo o incluso más que al principio de la renegociación pues al bajarles la cuota mensual la deuda les ha incrementado con creces.
La conclusión es clara, como bien dice Colau, “lejos de resolverse la situación, cada vez se agrava más”. Además, las medidas que está tomando el Gobierno son insuficientes y sigue sin reaccionar ante la emergencia habitacional de las familias afectadas… por no mencionar la nueva burbuja inmobiliaria que se está formando, especialmente en el sector del alquiler (donde se han acelerado los tiempos entre un impago de la mensualidad y el ‘derecho’ a desahuciar al inquilino).
A día de hoy no es que hayan dejado de existir los desahucios, sino que son menos visibles. Lo único que ha cambiado es que la PAH dispone de más capacidad de negociación. También es cierto que se están consiguiendo más daciones en pago, pero en esos momentos las familias afectadas pasan a ser consideradas por el Gobierno como familias con condiciones favorables y se quedan excluidas del sistema de ayudas públicas.
¿De verdad una familia que se queda sin hogar, por mucha deuda que quede saldada, se puede considerar que tiene condiciones favorables?
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