La agencia Standars & Poors, ha rebajado una vez más de manera generalizada la calificación de varios países europeos. España cae dos niveles, Italia también cae a pesar de las cifras positivas de los últimos días, Francia y Austria descienden de la cúspide de las tres A, que marcan a los países favoritos de las agencias.
Ante esta nueva rebaja de calificación, es necesario plantearse el tema de una agencia oficial de calificaciones, particularmente para la zona Europea; pues los resultados de estas agencias privadas, cada vez carecen más de sentido respecto a la marcha general de la economía. Al parecer se han quedado varadas en ciertos paradigmas y con instrumentos de calificación inmóviles. Por el contrario, es muy importante que se actualicen estos instrumentos, recogiendo la nueva situación económica; y por lo tanto los nuevos estándares de riesgo. De lo contrario, lo más seguro es que llegue un momento en que ningún país se encuentre en la escala mayor y el estándar haya perdido completamente validez, proceso que ya está en marcha.
El problema, es que estos procesos de evolución propiamente técnicos, afectan a las decisiones prácticas y directas sobretodo a nivel político. Sería esperable que los líderes europeos comenzarán a relativizar los resultados de este tipo de agencias, asumiendo su valor puramente hipotético; e incluso encaminándose y estimulando la generación de ciertos organismos propios.