Esta es la fórmula con que gran parte de la economía crítica trata de explicar el problema de la burbuja hipotecaria, que gatilló la actual crisis.
La hipótesis básica radica en que el crecimiento económico genera excedentes de capital como resultado de la rentabilidad. Ahora bien, el modelo económico actual implica que estos excedentes deben reinvertirse, para generar más crecimiento y nueva rentabilidad. En el fondo se trata de un proceso de expansión permanente. Algunos estudios señalan que en 1950 el valor de la producción era algo menos del 10% del actual. Este ritmo de crecimiento económico genera grandes cantidades de dinero, al punto que se vuelve relativamente inmanejable. El valor de la producción actual está sobre los 40 billones de dólares, con esos niveles de excedentes, la única forma de evitar una devaluación generalizada es reinvertir; aunque esto produce evidentemente más crecimiento, mayores excedentes y a la larga el agotamiento de nuevos sectores de inversión.
Uno de los sectores privilegiados de inversión es la infraestructura tanto pública como privada, y el mercado inmobiliario. De hecho, la remodelación de las ciudades y la inversión en infraestructura es uno de los mayores focos de absorción de excedentes y reinversión. En este contexto, se explica el surgimiento de las llamadas “hipotecas subprime”, es decir hipotecas diseñadas especialmente para un público que difícilmente podría pagar una hipoteca a largo plazo. Mientras los excedentes de capital, presionan por la apertura de nuevos mercados inmobiliarios, las instituciones financieras ven en este segmento de la población, que nunca había podido acceder a hipotecas, un nicho de negocios para la reinversión.
Ahora bien, más allá que el caso puntual de las “hipotecas subprime” haya sido un negocio mal diseñado, o enfocado sólo con una visión a corto plazo. El problema fundamental, desde esta perspectiva económica, es estructural, el problema no es que se haya hecho en este caso un mal negocio; sino que los ritmos de crecimiento que el modelo económico impone son inviables. De este modo, la meta no sería recuperar los niveles de crecimiento económicos pre crisis; pues eso sólo sería la antesala de un nuevo círculo de expansión y agotamiento; sino por el contrario, reformular niveles de crecimiento que sean más sostenibles y que permitan salir del círculo vicioso de la expansión.