En términos técnicos se habla de recesión cuando hay dos periodos trimestrales con cifras negativas de crecimiento. Esto implica que la contracción económica, el movimiento por el cual una economía se desacelera, es tan profundo que llega un momento que el crecimiento se anula y comienza un decrecimiento, es decir que la economía se empequeñece.
En términos generales, ciertos periodos de contracción son normales e incluso pueden tener un efecto positivo, cuando se producen ritmos demasiado acelerados de crecimiento, que también pueden ser perjudiciales. No es el caso de la recesión; por el contrario es muy difícil encontrar efectos positivos de periodos recesivos para la economía general. En algunos casos, la recesión esta acompañada por ciertos procesos deflacionarios, que se expresan en la bajada de precios e IPC negativos, aunque esto no siempre es una buena notica. En la mayoría de los casos la recesión está acompañada por desempleo, y esto afecta a la larga en el abaratamiento del mercado del trabajo. Aunque aquello es buena noticia sólo para las patronales.
Los procesos de recesión son complejos y no existen fórmulas aplicables, completamente seguras, ni tampoco se acaban por mecanismos naturales; por el contrario, superar una recesión implica generar transformaciones estructurales a nivel macroeconómico y, en general, grandes esfuerzos de estímulo a la inversión.