El Banco Central Europeo, en su reunión de hoy, ha decidido bajar los tipos de interés de la zona euro al 0,15% y cobrar a los bancos que operen en la eurozona por guardar su dinero un 0,10%, medida, esta última, no utilizada jamás.
Además de estas dos medidas estrella, su presidente, Mario Draghi, ha comentado que el Banco Central Europeo proporcionará 400.000 millones de euros para créditos a la economía real, y que no podrán ser utilizados para préstamos o hipotecas al sector público.
También se da por terminada la aportación de liquidez que se realizaba desde el Banco Central Europeo como compensación por la compra de deuda soberana y se comprarán títulos a gran escala.
Con estas medidas, el Banco Central Europeo termina con su periodo de inacción en el que la eurozona ha estado cerca de caer en deflación y el Producto Interior Bruto de los países del euro crece muy débilmente, por lo que de seguir así, sin la llegada de crédito a la economía real, se corría el riesgo de estancamiento económico.
La implantación de los tipos negativos por los depósitos es una medida que puede ser considerada histórica, además de desconocida, aunque no se espera que tengan un impacto real en el sector financiero, son más un símbolo de que el Banco Central Europeo puede ir mucho más allá a la hora de acometer políticas financieras reales.
Draghi se ha convertido, junto a Ángela Merkel, en uno de los gestores más importantes de la crisis económica europea y con sus decisiones debe tratar de contentar a todas las expectativas que los mercados financieros tienen depositadas en el Banco Central Europeo.
Por lo que parece, y a pesar del optimismo generalizado que se quiere lanzar desde Bruselas, la crisis aún tiene cuerda para rato y de la correcta puesta en marcha de algunas decisiones no habituales del Banco Central Europeo dependerá buena parte de la duración de la misma.
Foto | mpd01605
carlo says
excelente nota