Pero a la vez, inmovilizará el mercado inmobiliario, al menos en lo que refiere a creación de empleo. Si bien, en el caso hipotético de que llegue a abrirse el crédito, muchas familias podrán beneficiarse de los ofertones de bajas de precio que vendrán, y sin embargo, no se construirá nada nuevo; por lo cual, el gran impacto social que se le atribuye a la actividad inmobiliaria como generador de empleo, no se cumplirá en esta ocasión.
Por otra parte, tampoco sería inteligente apostar a la reactivación de la construcción; pues el escenario de las ciudades fantasmas podría ampliarse. En tal sentido, parece una medida más razonable diferenciar el mercado de venta de pisos, y el mercado de la construcción; y en esta diferenciación presentar medidas orientadas en específico sobretodo al segundo, que es el que puede aportar más ampliamente a la reactivación del consumo interno.