Estrenamos mes, decimos adiós al verano, y Montoro ya nos ha soltado el discursito que se esperaba en relación al caso Pujol. El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas garantiza que su departamento llegará “hasta el final” en la investigación del fraude cometido por Jordi Pujol y que, aunque éste haya pedido perdón, no habrá “borrón y cuenta nueva”.
Según las declaraciones de Cristóbal Montoro, “cada vez que alguien incumpla con esa obligación, está atentando contra los ciudadanos, pensiones, prestaciones por desempleo o ayudas a la dependecia”. Además ha asegurado que es tarea del Estado perseguir a quien incumpla con esta obligación, “sea quien sea, al margen de su poder económico o político”.
También ha dicho con contundencia que no todos los contribuyentes son iguales, “algunos tenemos responsabilidad”, y aludiendo a Pujol directamente continuaba, “los que ocupamos un cargo público en el Estado, si somos los que aprobamos las leyes, los impuestos y los que decidimos lo que se hace con esos impuestos, tenemos la obligación de mostrar un comportamiento ejemplar y transparente”.
Según el ministro, Pujol se ha limitado a justificarse públicamente y si no se hubiera visto “obligado” y “acorralado” nunca habría admitido que ocultó patrimonio, algo que ha calificado como “propuesta de estrategia”. “Una carta de disculpas no justifica un fraude de más de 30 años”, ha dicho.
Y digo yo que esto está muy bien, que Montoro tiene razón pero, ¿qué diferencia hay entre Bárcenas o Urdangarín y Cristina de Borbón, por poner un par de ejemplos?
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