Emilio Botín, presidente del Santander, ha muerto esta noche, como consecuencia de un infarto. Sus restos serán enterrados en la finca familiar del municipio cántabro de Puente San Miguel. Su muerte ha causado un fuerte impacto en la sociedad española.
La sucesora en el máximo puesto de la entidad se da por hecho que será Ana Patricia Botín, hija mayor de Emilio y su nombramiento se hará público tras la reunión que celebrarán esta tarde el Consejo de Administración y la Comisión de nombramientos y retribuciones del Santander.
El fallecimiento de Emilio Botín se ha notado en la cotización del banco, cuyas acciones han bajado casi un 2% al iniciarse la sesión. El Ibex 35 también se ha visto arrastrado y bajaba un 0,84%.
Emilio Botín nació en 1934 y era licenciado en Económicas en Derecho. Continuó la tradición familiar, ya que tanto su abuelo como su padre fueron presidentes del Banco Santander, e inició su carrera profesional en la entidad a los 24 años, ocupando puestos de apoderado y subdirector general. Entró en el Consejo de Administración en 1960 y en 1977 fue designado consejero delegado, alcanzando la presidencia en 1986.
Desde ese puesto, Emilio Botín internacionalizó la entidad e inició una serie de fusiones y compras de entidades nacionales que permitieran al Santander situarse a la cabeza de las entidades financieras de nuestro país.
En la actualidad, el Santander tiene una red de 14.400 oficinas con más de 100 millones de clientes, maneja fondos por valor de 1,388 billones de euros, cuenta con más de tres millones de accionistas y casi 188.000 empleados.
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