La última Encuesta de Población Activa (EPA) refleja unos datos terribles sobre la situación de la economía española. En 2012, nuestro país ha perdido 850.000 empleos, y solo en los últimos tres meses, esta destrucción de empleo ha sido de 363.300 puestos de trabajo, lo que equivale a decir que cada día de ese trimestre, la cifra de desempleados aumentaba en 4.000 personas más.
Por si no fuera suficiente grave, la población activa en España se reduce un 0,76% cada trimestre, acumulando un descenso de 176.000 trabajadores en 2012, y la tasa de actividad baja hasta el 55,37%, es decir: casi la mitad de las personas que están de edad de trabajar no lo hacen o no pueden hacerlo.
El Instituto Nacional de Estadística señaló hace unos días que España roza los seis millones de desempleados, a lo que se suma que, desde comienzos de 2003, no se reducía tanto el número de personas empleadas en nuestro país, que en estos momentos no llega a los diecisiete millones.
Desde el inicio de la crisis, se han perdido en España 3,5 millones de empleos, un 20% de los que existían a finales de 2007, algo que no se ha visto en ningún país de nuestro entorno. Y no hay esperanzas de mejora, ya que el empleo destruido en 2012 ha sido el doble del de 2011.
Por último, la EPA muestra otro aspecto que resulta desgarrador para la economía doméstica: cerca de tres millones de esos casi seis millones de desempleados, llevan en el paro más de un año, cifra que se ha incrementado un 55% respecto a la EPA del último trimestre de 2011.