La crisis económica que con mayor o menos virulencia asola el planeta, junto con la enorme competitividad existente por conseguir un puesto de trabajo que colme nuestras expectativas hace que un 25% de los trabajadores con contrato indefinido, a nivel mundial, acepten un traslado temporal a otro país para mejorar su trayectoria profesional.
Esta afirmación se recoge en un estudio realizado por la empresa auditora BDO denominado “El reto de la Movilidad Global” y que aglutina 18.500 entrevistas con trabajadores de más de 20 países del mundo, concretando, además, el perfil del empleado que se iría a trabajar fuera de su país: un hombre soltero, menor de 35 años, con nivel educativo medio y unos ingresos también en el centro de la organización retributiva de su empresa.
El porcentaje aumenta hasta el 32% si a esa emigración temporal se le añaden ciertas condiciones por parte del empresario, para hacer más atractiva la estancia en el extranjero, como son la vuelta al puesto de origen después de dos o tres años de trabajo fuera, poder volver varias veces al año con los gastos pagados por parte de la empresa y aprender el idioma del país destino mediante clases subvencionadas también por el empleador.
Los empleados latinoamericanos son los mas dispuestos a emigrar laboralmente, con un 34% de aceptación entre los entrevistados, prefiriendo una cuarta parte de ellos establecerse en nuestro país. Tras ellos le siguen los trabajadores africanos y de Oriente Medio con un 32%, Asia-Pacífico con un 24%, los europeos con un 21% y los norteamericanos, con un 20%.
Si hablamos del país al que quisieran llegar para trabajar en él, un 34% se decanta por los Estados Unidos de América, un 22% por Inglaterra y un 20% por Canadá o Australia.
En cuanto a los sectores económicos, los trabajadores mejor posicionados para trabajar en el extranjero son los que se dedican a las telecomunicaciones, seguidos de la construcción, siendo el sector que menos interés muestra por emigrar laboralmente el de la banca.