La Agencia de Calificación de Riesgos Moody’s ha vuelto a dar un mazazo a la economía de Portugal, tras rebajar su calificación y recortando su nota de un A3 a Baa1 y aunque ello sigue suponiendo un nivel de inversión satisfactorio, sin embargo coloca la deuda del país a un tris de convertirse en el llamado “bono basura“.
La actuación de Moody’s sigue la estela de lo que ya adelantaran Fitch y S&P y que deja a los portugueses con el “cuerpo preparado” para otro recorte de rating en un plazo bastante inmediato.
La situación económica del país no se aleja de los niveles de stress a los que está siendo sometido por la presión de los mercados, intentando que el Gobierno -contrario a la medida- acepte definitivamente solicitar un rescate.
La agencia de calificación de crédito no ha ayudado a calmar los ánimos, al entender que con la incertidumbre reinante en el país luso, no cree en que el Gobierno del país pueda reducir el déficit público.
Las razones de estas incertidumbre las sitúa Moody’s en la crisis gubernamental que se ha abierto en estos días con motivo del rechazo parlamentario a los planes de austeridad concebidos por el Ejecutivo para afrontar la situación económica, lo que ha rematado con la dimisión del Primer Ministro, José Sócrates, y la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 5 de junio.
La situación ha motivado que las principales entidades financieras de Portugal, hayan lanzado una seria “amenaza” al Gobierno de la nación, advirtiendo de que no continuarán comprando deuda pública y cerrando la fuente crediticia al Estado. Así el Banco Espirito Santo, Millennium bcp y BPI, han expresado su malestar ya que la bajada de la nota de la solvencia del país también ha hecho caer -por efecto dominó- sus propias calificaciones.