Que ya no va a ser del 6% es lo único seguro. Nuestro país ha acabado el año con un déficit por la nubes que ya se encargó la vicepresidenta de recordarnos a quién debíamos echar la culpa, más que nada para que no se nos ocurriera darle un mazazo a las medidas con las que el nuevo gobierno nos felicitaba el año nuevo.
Hoy hemos sabido que ese déficit, cifrado en principio en 2 puntos porcentuales más de lo previsto por el gobierno socialista, baila según el ministerio que lo maneje y así, el ministro del Interior, Jorge Fernández, ha echado más leña al fuego en la dialéctica entre De Guindos y Montoro y, al final, las cifras quedan más como de letra de la “yenka” aunque, menos para la izquierda, hay pasitos para todos los lados.
Para el ministro de Hacienda, el déficit no va a llegar al 8%. En el caso del ministro de Economía, la deuda no pasará mucho del 8%, pero pasará. Ahora llega el de Interior y dice que el tema se queda en un 8,2%. Y la cosa no está ni para bromas ni para bailes, porque ya ha habido quien ha recordado que cada punto del déficit equivale a 10.000 millones de euros y el ejecutivo afirma que cerrará 2012 en el 4,4 que se pactó con Bruselas, así que dejemos de aumentar la dichosa cifra, porque ya nos sentimos bastante recortados.
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