Gary Becker, el economista neoliberal que desarrolló la teoría del capital humano, entregaba hace ya bastantes décadas ciertas claves para entender el mercado del trabajo en este contexto. En primer lugar es necesario concebir a los trabajadores como empresas. La forma empresa se traslada a la racionalidad conjunta, cada trabajador es una empresa que rentabiliza según su nivel de inversión y en forma relativamente proporcional a su capital. Esta idea modifica substancialmente el análisis clásico del mercado del trabajo, según el cual, un trabajador vende su fuerza de trabajo por un salario. Por el contrario, el trabajador concebido como capital humano, compite con los otros trabajadores en acrecentar su propio capital: conocimientos, capacitación, destrezas, idiomas, imagen personal, percepción de profesionalismo, etc. En la medida en que este capital se acrecienta, también se acrecienta su posible rentabilidad.
Ahora bien, lo interesante de esto es que como el propio Becker afirmaba, para que esto funcione, es decir, para que las personas que no son empresas estén dispuestas a funcionar y competir como si lo fueran, es necesaria una estructura de desigualdad económica y social. Sólo la desigualdad fomenta la competencia; pues esto significa que se premian los resultados y la mala gestión, al contrario, hace que el trabajador –esta empresa individual- pase a formar parte del porcentaje desfavorecido de la población. Sólo una estructura de desigualdad asegura el funcionamiento del mercado del trabajo en este contexto.
Esta estructura de desigualdad, es justamente la que está en curso, dando sus primeros pasos formales con la actual reforma laboral, aunque la desigualdad viene creciendo en España hace algún tiempo incluso antes de esta reforma. Ahora bien, la desigualdad no sólo crea mercados competitivos, también genera desintegración social, márgenes de pobreza inmanejables, alza de la delincuencia y desintegración del tejido social. En la actual reforma laboral, no sólo está en juego el mercado del trabajo, sino también la estructura básica de relaciones sociales.