Lo que no han sido capaces de hacer unos ni de exigir otros, en cuanto al tema del debate que precisaba una reforma laboral de la índole que fuera, máxime cuando se trataba de imponer unas condiciones que casi nos retrotraen a la Revolución Industrial y que trata de personas más cercanas al estatus de esclavo que al de un asalariado del siglo XXI; lo que no ha ocurrido donde, como y cuando debería, digo, se está produciendo ahora en los pasillos, ante las cámaras, frente a los micrófonos de las emisoras de radio, a través incluso de eufóricos comunicados…
El debate y las opiniones sobre la dichosa reformita del PP, esa que Montoro ya ha sentenciado con palabras que la mayoría de los españoles sabíamos antes de que el ilustre y preparadísimo ministro de Hacienda abriera la boca, se está llevando a cabo en todas partes ahora que ya ha sido aprobada y además ha entrado en vigor.
Montoro, decía, ha afirmado sin que se le haya movido ni un pelo… de las cejas, que esa reforma laboral, la que ha impuesto el gobierno al que él pertenece, esa reforma de su partido político, no va a crear puestos de trabajo. ¡Acabáramos, no íbamos a pretender que encima fuera así! Todo el muno sabe que esa reforma, más que laboral, parece hecha para jorobar. Sí, jorobar a millones de personas, de trabajadores, de ciudadanos de esta España nuestra.
Cospedal, sin embargo, esa gran visionaria disiente de la opinión de su ministro de Economía y pone cifra. Concretamente serán 300.000 los puestos de trabajo que se crearán. Por cierto, que para otra lideresa del PP, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, esta reforma está estudiadísima y acaba con el marco franquista que era el culpable del paro en España. Aysh, no sabemos si llorar o reír, porque las frases célebres tienen miga.
Por supuesto la OCDE no ha tardado ni un minuto en lanzar las campanas al vuelo y felicitarse por la suerte que han tenido con eso de que el gobierno no haya escuchado a nadie y sin embargo haya hecho realidad los sueños más húmedos de quienes marcan la marcha de la caótica economía mundial que nos asfixia.
Toxo y Méndez se unen ahora a Rubalcaba en eso de denunciar ante el TC, aunque tampoco lo dejan muy claro, a pesar de las posibles inconstitucionalidades de la reforma laboral y, eso sí, los sindicatos prefieren dejar en manos de los trabajadores el tema de la huelga general. Digo yo, y entonces, ¿para qué les necesitamos?
Imagen: Jarabe Auténtico