Esperanza Aguirre, la lideresa del PP y presidenta de la Comunidad de Madrid, ha vuelto a regalarnos una de sus maravillosas perlas dialécticas, que una no sabe muy bien si las piensa en la soledad de su alcoba o mientras le dan el tinte en la peluquería. Sea donde sea, cada vez que la Aguirre abre la boca, como su compañera de partido, la ex primera dama Ana Botella, el precio de los laxantes sube.
La última frase célebre de la presidenta llegó tras la manifestación que han protagonizado miles de trabajadores, convocados por los principales sindicatos, en contra de los recortes en los servicios públicos. Pero Aguirre tiene la habilidad, o más bien le hemos dejado creer que la tiene, de manipular a su antojo y cuando miles de ciudadanos salen a la calle a ella sólo se le ocurre exprimir su capacidad demagógica: Trabajar media hora más es una obligación y un imperativo ético.
A más de uno nos darán ganas de contestar a Esperanza Aguirre con formas que no serían las adecuadas entre personas políticamente correctas y, como tampoco queremos violentar a nadie y no lo decimos precisamente por la lideresa, sólo nos queda hacer reflexionar a la presidenta, por si todo esto fuera de veras producto de una alergia al tinte.
¿De verdad cree usted Señora Aguirre que, con la que está cayendo, a los trabajadores y trabajadoras de este país les importaría echar media hora más en el curro?¿Y a los parados, qué cree que piensan los desempleados? No señora, las cosas no van por ahí. Más bien el quid de la cuestión está en que gente como usted, con palacete incluido, presten un servicio a su patria y a sus conciudadanos y no sólo echen media horita más sino que además dejen de cobrar algunos miles de euros al mes.
¿No cree que eso también sería un imperativo ético? Es más creo que eso debería ser un imperativo legal.
Imagen: Mundo Visual