Por lo visto estamos haciendo de todo por nuestra prima, pero no nos queda claro de quién es pariente la de riesgo, para que nos esté reclamando tanto sacrificio y encima no se avenga a razones. Al parecer todo es culpa de ella y ya nos hemos acostumbrado a verla crecer por días, que da gusto verla si no fuera porque sus kilos de más significan intereses que tendremos que pagar entre todos, sin comerlo ni beberlo.
Aún recuerdo cuando parecía una catástrofe pasar de los 300 puntos. En ese momento pareciera que la España de ZP iba a caer fulminada por lo miserables que éramos en comparación al robusto bono alemán, siempre tan atlético, tan hermoso, tan ario… Por aquel entonces, un señor que no hacía más que perder elecciones generales, sólo se levantaba de su asiento para anunciar que si él era elegido presidente al día siguiente la pesada de la prima bajaría 100 puntos.
No se le ocurrió dar ni una sola idea, o no quiso; aunque visto lo visto, mejor; o tal vez nos hubiera sumergido en este lodazal espeso y negro en el que todo lo que ganamos (y lo que no, que son casi 6 millones de parados) nos lo quitan de la boca para dárselo a la prima, que no para de engordar.
Ahora, cuatro meses después de que este señor llegara a presidente, el cansino y aburrido mensaje que lanzó tanto tiempo parece que ya no se lo cree ni él mismo. La prima no sólo no adelgaza, atiborrada de la ‘comida basura’ importada de Alemania, sino que además sigue reteniendo líquidos y ha pasado de los 500.
Claro que al parecer eso ya no es una catástrofe, o por lo menos aquel señor no lo dice. Eso sí, el discurso ha cambiado y sus ministros, como el de Economía, ahora dice que la culpa es de Europa que no hace sus deberes. En fin, esperemos que de Francia, con la experiencia que tienen con la dieta Dukan, a nuestra prima le de por bajar, aunque dicen que esas dietas tienen efecto yo-yo.
Imagen: La Voz de Galicia