El Gobierno no quiere pedir un segundo rescate y para ello, con el objetivo de no desgastar a Mariano Rajoy durante su mandato y para no imponer más recortes a una economía maltrecha, así como para atraer a los países del Norte, que no creen en la recuperación española, están estudiando utilizar lo que sobre de la ayuda externa a la banca –que se estima serán unos 60.000 millones de euros- y hacer así que el BCE compre deuda, relajando a los mercados y a los socios más escépticos.
Para poder hacer todo esto, que está ya previsto en las condiciones de la ayuda financiera a España, primero hay que presentar una petición formal al fondo de rescate y esperar a que se apruebe un nuevo memorando de entendimiento y unas nuevas condiciones. El dinero no se quiere para usarlo inmediatamente, sino que todos esperan que España siga pudiendo financiarse en los mercados.
Esta estrategia tiene sentido si el panorama económico se tranquiliza y sería buena porque esa fórmula inédita “allanaría el camino políticamente en España y en Berlín, siempre que cuente con el visto bueno del BCE”.
Tras esa petición, el BCE ya podría comprar deuda, pero la decisión de tener el inestimable apoyo del Banco Central Europeo es de los propios países con problemas de financiación.
Para el ministro alemán Wolfgang Schäuble la situación es clara y ha señalado que si España no necesita más dinero “sería estúpido que lo pidiera”
Según los expertos, “en los próximos días tiene que precipitarse todo el proceso: las presiones para que Madrid solicite el rescate están en marcha, pero España sigue en un limbo extraño que tiene que empezar a despejarse la semana próxima, con los Presupuestos, el Plan de reformas anunciado y las necesidades de capital de la banca”.
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