A pesar de la poca rotundidad con el que los informativos y los medios de comunicación en general desarrollan el tema, lo cierto es que poco se puede hacer ya para mantener la basura debajo de la alfombra. Por mucho que se afanen en ello los pudientes y los gobernantes, que no pocas veces ocupan ambos ‘cargos’, los medios extranjeros publican fuera lo que aquí se intenta silenciar y que no es más que un puro grito a voces: Los españoles han reducido drásticamente su gasto en alimentación.
Podríamos decirlo de muchas maneras, pero en un blog de economía, aunque sea infrecuente hablar con propiedad, procuraremos hacerlo sin paños calientes: Los españoles han dejado de comer. ¿Dieta, excesos navideños, mucho marisco en fiestas…?
Ojalá las razones obedecieran a esos propósitos de año nuevo, tan propio de otras épocas y hoy sólo apto para una casta de ciudadanos cada vez más exclusiva. Los españoles gastan menos en comer porque no tienen dinero y a poco que sigan las políticas económicas abanderadas por el Gobierno Rajoy, nos faltará vender los dientes -como Fantine, el personaje de Víctor Hugo- para pagarnos una hogaza de pan duro que a ver, entonces, con qué masticaremos.
Recorte de salarios, pérdida de poder adquisitivo, altas cifras de paros, pocos subsidios, subida de impuestos, encarecimiento de productos básicos… ¿Resultado?… ¡Miseria! A veces ya cuesta distinguir en qué lugar se encuentra este país, cuya historia ha retrocedido hasta la mitad del siglo pasado y cuyo futuro parece encaminado hacia los orígenes de la Revolución Francesa.
Entre que no pueden pagarse la comida y tampoco las medicinas, a muchos españoles solo les queda morirse. Tal vez de esa manera, se solucione el problema de las pensiones, si es que para entonces queda algún pensionista.
Imagen: Perú.com