El parlamento de Chipre no va a aceptar las condiciones pactadas por el Ejecutivo de Nicosia con la Unión Europea. Nicos Anastasiadis, presidente del país, ha señalado en medios de comunicación de país que “tengo la sensación de que el parlamento va a rechazar la medida“.
Para intentar evitar este bloqueo de la situación el Gobierno chipriota está manteniendo una ronda de contactos con todos los partidos políticos presentes en el parlamento y ha retrasado ya dos veces la votación del rescate económico.
Anastasiadis sabe que no tiene suficientes apoyos políticos que apoyen el “corralito” de los depósitos bancarios, por lo que busca colaboración entre los partidos de la oposición e incluso ha modificado su idea inicial, dejando libre de la quita a las cantidades inferiores a 20.000 euros.
Lo que teme el Ejecutivo de Chipre es la salida de capitales extranjeros para evitar la tasa del 9,9% a los depósitos de más de 100.000 euros, haciendo peligrar la continuidad del sistema financiero chipriota.
Desde la Unión Europea se considera a Chipre como un paraíso fiscal y un territorio donde se lavan grandes cantidades de dinero de origen dudoso, sobre todo de importantes millonarios rusos.
Anastasiadis incluso contempla la idea, si el parlamento no aprueba los términos de la ayuda financiera comunitaria, de pedir ayuda a Moscú para ampliar los plazos del actual préstamo que otorgó Rusia en 2011, de un montante de 2.500 millones de euros.
La baza chipriota son los importantes yacimientos de gas aparecidos en las aguas del sur de la isla, que podrían proporcionar ingresos cercanos a los 80.000 millones de euros y que terminarían de convencer a Rusia de ayudar a Chipre a cambio de controlar esos recursos energéticos.