Francia se ha convertido en la gran preocupación de la Unión Europea después de que su presidente, François Hollande, afirmara que el país galo no podrá cumplir el déficit pactado para 2013.
Desde el palacio del Eliseo se augura un déficit a final de año del 3,7%, cuando lo prometido era un 3% y la canciller alemana, Ángela Merkel, ya considera a Francia como el “nuevo niño problemático de la zona euro“.
La propia Merkel se ha molestado en organizar un encuentro entre el presidente francés, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso y una delegación de empresarios europeos en la que dirán a Hollande lo que no quiere oír de labios de la canciller.
Desde Berlín se señala que Paris tiene que aprobar una reforma laboral que derogue las 35 horas semanales que tiene ahora, así como incrementar la edad de jubilación, que en estos momentos puede darse a los 60 años.
Steffen Seibert, portavoz del gobierno alemán, ha comentado que “se reunirán en una cena en la sede del Gobierno alemán en la que también estarán presentes representantes de la Mesa Redonda de Industriales Europeos, una organización que reúne a los responsables de las mayores multinacionales europeas. Hablarán de cómo reforzar la competitividad europea, en particular del empleo, la formación, la energía y la innovación“.
Los empresarios invitados a la reunión serán directivos de 50 multinacionales europeas de prestigio, con un volumen de negocios superior al billón de euros y que cuentan con más de seis millones de trabajadores en sus filas. Con estos argumentos, Ángela Merkel busca convencer a Hollande de la necesidad de realizar los ajustes que sean necesarios para controlar sus cuentas públicas y cumplir el Plan de Estabilidad que tiene firmado con la Unión Europea.