Para el FMI, la reforma actual ha supuesto “sustanciales” mejoras y tiene un impacto positivo pero, la “dinámica” del mercado de trabajo ha de mejorar para reducir de manera significativa el desempleo. De ahí que el FMI solicite la reducción en los costes del despido y los contratos además de nuevos instrumentos que ayuden a que las empresas se ajusten a consecuencia de modificaciones de las condiciones laborales en vez de despidos.
Con el fin de estimular el empleo, el FMI establece como necesarias una Ley de Unidad de Mercado “ambiciosa”, reducir las barreras regulatorias que impiden el crecimiento de las empresas, eliminar la indexación de los precios públicos y encontrar una solución “duradera” al déficit de tarifa eléctrica.
Además, considera indispensable la realización de profundas reformas estructurales para que los empresarios se comprometan a la generación de empleo a cambio de que los sindicatos acepten una “significativa moderación salarial” y, por supuesto, incentivos fiscales como reducciones inmediatas en las cotizaciones sociales de los empleados.
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