La reforma de las pensiones que ha planteado el Gobierno no cuenta con el más mínimo apoyo entre los sindicatos. Para estos, lo mejor que puede hacerse es retirar el texto, en particular toda la parte relacionada con la desvinculación del incremento de las pensiones al Índice de Precios al Consumo, y que la relaciona con los ingresos que vaya obteniendo el sistema de Seguridad Social y la esperanza de vida a los 67 años.
Esta mañana se ha celebrado un encuentro entre Tomas Burgos, secretario de Estado de la Seguridad Social, Carlos Bravo por parte de Comisiones Obreras y Carmen López, responsable del área de la Unión General de Trabajadores, además de representantes de la patronal, para intentar acercar posturas.
Los sindicatos, además de la retirada de la propuesta, quieren que la negociación no tenga fecha límite a final de año, algo que desde el Ejecutivo es inaceptable, decisión que ha evidenciado Tomas Burgos al señalar que “su retirada no está en cuestión”.
El secretario de Estado ha comentado también, al respecto de los planteamientos sindicales, que “decir que no a una propuesta es lo más sencillo y lo más inútil. Hemos hablado de ingresos y de gastos. Nuestra responsabilidad es integrar las aportaciones que se hagan, pero no es el comienzo lo importante. Lo importante es como acabe el proceso”.
Por su parte, Carlos Bravo ha señalado que el fracaso de las negociaciones resulta frustrante, ya que “existe una restricción de carácter temporal y de contenidos y estas restricciones son, ahora mismo, un obstáculo insalvable”.
Desde la UGT, Carmen López ha manifestado que “si ellos no mueven ficha, nosotros tampoco. No vamos a apoyar esta reforma y vamos a mantener nuestra posición”.
Los representantes de los empresarios, integrantes también de la reunión, no han querido opinar sobre los resultados del debate de hoy.